jueves, 22 de agosto de 2013

Iran. Damavand, 5600 metros inalcanzables.

No fue posible llegar a la cima del Damavand. La montaña con 5,600m parecía fácil pero fue inexpugnable… sin embargo esto me motiva para acometer nuevos retos.





 Damavand desde la distancia con nubes en la cima

Me siento decepcionado. Si es cierto. A pesar de entrenar para subir la cima del Damavand durante algunos meses, la falta de tiempo para aclimatar en altura tuvo un impacto directo en el mal de altura que estuve sufriendo tras pasar los 4,000 m.

Un fuerte dolor de cabeza, sien y ojos se apodero de mí, y aunque físicamente me encontraba fuerte, cada pocos metros de subida (varias decenas de pasos) tenía que parar porque mi cabeza parecía estallar.
Montamos la tienda en el campo base  situado a 4,300 metros en torno a las 2 de la tarde, y tras un breve descanso y un poco de comida y decidimos intentar aplicar la técnica de aclimatar de subir un poco más alto de donde dormiríamos, así que con una mochila con un poco de agua y chocolatinas, subimos hasta los 4,700 metros y bajamos de nuevo a los 4,300 del campo base.  En ese momento, 2 de las 5 personas del equipo estábamos sufriendo los efectos de la altura.

Damavand Base Camp

Instalando la tienda

Tan pronto como el sol empezaba a ocultarse tras los picos de alrededor, la temperatura empezó a bajar en picado, de manera que a la tienda a preparar algo para cenar e intentar ir a dormir pronto para levantarnos temprano para subir al pico. En ese momento, posponía la decisión de intentar subir al pico a la mañana siguiente, todo dependería de como durmiera la noche y si conseguía recuperarme lo suficiente como para tener las condiciones para subir.

Puesta de sol en Campo Base

Lamentablemente la noche fue horrible, apenas conseguí dormir un par de horas seguidas en una tienda abarrotada, donde no nos podíamos ni mover, donde la reducción de oxígeno y un dolor de cabeza bastante intenso hacía difícil dormir. Cuando el despertador sonaba a las 4:30 am, no me pillaba por sorpresa, llevaba varias horas despierto.

Efecto de la baja presión

A pesar de lo mucho que me fastidiaba, de que perdía una oportunidad excepcional para subir este pico y un pico de esta altura, decidí no subir. Junto a mí se quedarían en la tienda otras dos personas, en total 3 de 5 sufríamos el mal de altura.
Los dos héroes de nuestra expedición que no sufrían mal de altura, Zeinab y Hossein, salían dirección al pico tras algunas dudas, algo después de las 5 de la mañana. Unas 9 horas más tarde estaban de vuelta. Valorar el trabajo realizado por Zeinab que el mismo día se chafo un dedo y posiblemente lo tenía fisurado. Hossein hizo un trabajo genial a pesar de su falta de entrenamiento.

Zeinab y Hossein rodeados por aire sulfuroso en la cima del Damavand

En el camino a la cima tuvieron que pasar por un largo y frio camino, dejando la cascada helada en torno a los 5,000, así como sufrir las emanaciones de sulfuro que se generan cerca del cráter del volcán y  el viento que soplaba cerca de la cima en los últimos 300 o 400 metros.

Cascada helada

De vuelta nos explicaban la dureza del camino y nos presentaban algunas fotos del mismo.
Tras darles un rato para descansar y comer, se decidió bajar lo más rápido posible, ya que poco después del medio día el tiempo empeoro, las nubes empezaban a cubrir todo el cielo, se comentaba que pronto empezaría a llover y nadie quería estar en el campo base para descubrirlo. Hubo una desbandada y todo el mundo empezó a dejar el campo base.

Por encima de las nubes. Una cascada de nubes.

La bajada se complicó poco a poco por la densa niebla que cubría el camino y al final apenas se veían unos 10 metros delante de nosotros, afortunadamente el camino era muy claro y no hubo problemas. Una vez en el coche, la niebla nos acompañó por más de una hora, y apenas se veía, con lo que hubo que ir muy muy despacio.


Bajada entre la densa niebla.

Al llegar al hotel, a pesar de la terrible decepción de no haber podido ni siquiera intentar la cima, me siento enormemente contento por haber tomado la decisión racional de no subir, ya que hubiera retrasado a mis compañeros y puesto en riesgo mi salud,  y muy humilde por la lección aprendida de la situación.

En la montaña no importa lo fuerte que te encuentres o lo mucho que hayas entrenado ya que somos minúsculos elementos comparados con la madre naturaleza. Un segundo puede cambiarlo todo y hemos de tomar con humildad las opciones o contratiempos que ésta nos da.

Esto me motiva a voy a seguir poniéndome retos para conseguirlos y si hay posibilidad, volver a intentar subir el pico de Damavand. La montaña seguirá ahí por años.
Me gustaría dedicar este post a una persona con la que he compartido muchas salidas a la montaña y que ahora esa pasando un mal momento. Espero su pronta recuperación.


“Encontramos la humildad en la presencia de las fuerzas impredecibles de la montaña”. K2, Heidi Howkins

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