viernes, 19 de julio de 2013

Iran. Viviendo en tiempo de Ramadán

Como muchos sabréis estamos en pleno mes de Ramadán en la cultura musulmana. Este año empezó el 10 de Julio.
Sin enrollarme ni ir demasiado al detalle, os hago una breve descripción. Si queréis más información podéis ir al siguiente enlace que habla del tema:


El calendario islámico se basa en meses lunares, de manera que la duración de los meses es algo más corta que los meses del calendario occidental (gregoriano). Así pues los meses tienen un pequeño desplazamiento respecto a los meses occidentales.

El ramadán el año pasado fue  del  20 Julio al 19 Agosto  y este ano va del 10 de julio al 7 de Agosto (existe un desplazamiento de unos 10 días por año).

Durante este mes los musulmanes en edad adulta (excepto  enfermos  o mujeres embarazadas, y otras excepciones que podéis consultar en el enlace anterior) tienen que hacer ayuno, no comer, ni beber, ni fumar ni sexo durante la duración del día. El ayuno se rompe al caer la noche y se puede empezar a comer en el iftar.

De acuerdo con los preceptos del islam el ramadán debe ser un periodo de pensamiento interno, de ponerse en la piel de los más pobres que no pueden comer. También se dice que durante este periodo se debe ser amable y paciente ante las acciones de los demás (que bondad hay en estas palabras).

He vivido el mes de ramadán en diferentes países musulmanes desde el 2008, Indonesia Qatar, UAE y en Irán en este 2013. Así que me gustaría comentar la diferente manera en la que he visto el Ramadán en cada uno de estos países.

Indonesia, que para muchos resultara conocido por las islas de Bali y Java, es un país mayoritariamente musulmán y supuestamente tolerante con otras religiones. Sin embargo, ha habido a lo largo de la historia diferentes atentados de supuesto origen radical en la isla de Bali, la única del archipiélago que es budista.

Allí pude vivir la tolerancia e intolerancia que a veces la religión impone. Durante el tiempo que estuvimos en Bali (budista), no hubo ningún problema por comer o beber de acuerdo con nuestras necesidades pero sorprendentemente en la isla musulmana de Lombok recibimos una reprimenda por beber agua durante el día. Sabedores de la cultura, bebíamos agua en un lugar remoto de la ciudad, y alejados de un camino, sin embargo a pesar de la distancia a zonas habitadas, el fuerte calor y de claramente ser identificados como turistas no musulmanes, un local no dudo en reprimirnos por esta acción.

En Qatar y UAE, lo he vivido trabajando  y quizás con más proximidad y conocimiento. En ambos lugares, los ciudadanos musulmanes hacen seguimiento del ayuno durante el día, lo que comporta la extrema bajada de rendimiento laboral (baja ya de por sí), el absentismo o bien la reducción de jornada laboral.
A nivel personal, obviamente establece ciertas restricciones, no poder beber o comer en público en la oficina o en la calle, pero aparte de esto, no hubo ningún tipo de problema por conseguir comida en los supermercados o bien incluso comer en hoteles y restaurantes. Estos suelen cubrir las ventanas, puertas y vitrinas con cortinas o adhesivos tintados para evitar que pueda molestar a los musulmanes que siguen el ayuno y evitar la tentación. Eso sí, no está permitido el servir alcohol o poner música en los locales donde habitualmente se hace.


Biombos evitando que se vea el interior de restaurante

Es más, para mí esto fue nueva experiencia ya que pude comprobar como los musulmanes rompen el ayuno al llegar la noche al ir a algún iftar privados de amigos musulmanes.

La ruptura del ayuno durante el iftar se hace poco a poco, acostumbrando al cuerpo lentamente a los alimentos y a los líquidos. Se empiezan tomando líquidos azucarados y dátiles. Tras este entrante, se empiezan a tomar alimentos más sólidos, y se acaba con todo un banquete para cenar. Y digo banquete sin exagerar porque se come verdaderas barbaridades y la fiesta dura hasta entrada la madrugada. Hay que comer por todo el día que no se ha comido y por el próximo día que no se comerá.

Se pueden aducir ideas a favor o en contra del ayuno extremo como el que se realiza en el ramadán. Sin entrar en ideas religiosas, sino sencillamente pragmáticas, puedo dar constancia que durante el periodo de ramadán mis amigos musulmanes me confirmaban que habían ganado peso y los practicantes tienen peor humor que durante un día donde comen normalmente, lo cual a priori va en contra de la idea básica que se establece en el ayuno.

Aparte de la incomodidad de no poder comer o beber cuando el cuerpo lo necesita, se baja el rendimiento intelectual y físico. El cuerpo además sufre de súbitas subidas de azúcar en la sangre al romper el ayuno y empezar a darse el banquete del iftar, mientras que durante el día el cuerpo no tiene nada de glucosa en el cuerpo, lo que me imagino no será nada bueno para la diabetes.

Ahora estoy viviendo una nueva experiencia en Irán. A priori estaba asustado por cómo vivimos en Teherán, donde no hay supermercados como en Dubái, donde no hay mucha oferta de restaurantes. Y un poco está siendo este el caso.

Los restaurantes cierran hasta el iftar, no hay oferta, ya que hay muy poco expatriados y menos occidentales. Hasta ahora estamos consiguiendo comer al mediodía yendo a un hotel que está a unos 15 minutos caminando desde la oficina. Es el único lugar que conocemos alrededor que este abierto. Unos conocidos indios nos han indicado que ellos consiguen la comida mediante entrega de una empresa india que les lleva comida hindú a la oficina. Sin embargo, esto es un problema ya que, puedes conseguir la comida, pero es incómodo comerla, ya que han cerrado unas pequeñas cocinas donde la gente solía calentarse la comida en el microondas.

Lo que más afecta no es solo el comer, sino el no poder beber agua, ya que la bebida esta también prohibida durante el día, y os puedo decir que ahora en verano, en unas oficinas viejas el calor se hace notar. Sin duda esto también está afectando al rendimiento de los occidentales que estamos trabajando en Teherán.

Sin embargo, este panorama desolador contrasta con los ideales y pensamiento de las personas en Teherán. Hablando con algunos compañeros Iraníes,  me dicen que ellos también se escapan a comer a banyos y escaleras durante el horario laboral. Otros que trabajan en oficinas de empresas menos conservadoras, dicen que a veces pueden comer con normalidad… y en el hotel, a la hora de comer, el 90% de los comensales son iraníes.

Iraníes comiendo en restaurante en Ramadán

Yo, como visitante del país, ni siquiera me planteo criticar la situación. No quiero ni me es posible.

Parece justo acatar las normas del país que visitamos. No es así?
Es lo que sucede en todos los países, no? Es lo que sucede con los visitantes a Europa, no? Ellos se adaptan a nuestra cultura.
Allí donde vas, te sometes a las normas (siempre y cuando no vayan en contra con los derechos humanos fundamentales).


Mientras escribo esto me surgen muchas cuestiones sobre donde está la gris frontera entre las libertades de unas personas y las libertades de otras personas. Obviamente no voy a comentarlo en el blog, lo dejo que cada uno de vosotros lo juzgue.

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