jueves, 8 de diciembre de 2016

Pinceladas sobre algunos países de LatAm



Por motivos de negocio he tenido que visitar varios países de Latino América, alguno de ellos no los conocía y me he llevado una buena sorpresa.

México
Llegué a México D.F. Lo primero que observé es la gran diferencia entre las casas entre diferentes barrios, incluso en lo que parece el mismo barrio, el cruzar de una calle a otra supone estar en un barrio bien o estar en un barrio muy popular.
Por otro lado, cuando estás en la población se nota el ambiente cargado, lleno de contaminación y es clara la razón, más de 20 millones de habitantes y casi tantos vehículos.





Sin embargo, México ofrece también cosas excelentes. Una comida magnifica como las fajitas. 

Colombia
De México D.F. volamos hacia Bogotá.
Colombia me ha sorprendido muy gratamente por varios motivos. Entre ellos está el grado de avance de la ciudad. Bogotá es una ciudad tranquila, con gente paseando tranquilamente por la calle, hay bastantes carriles bicicleta, y muchos ciclistas circulando por ellos.




La gente parece estar contenta a todas horas y las calles están abarrotadas en cualquier momento, tanto de gente andando, pero sobre todo de vehículos. El trafico como en la mayoría de ciudades de Sudamérica es bastante denso y complicado.



El Salvador
El siguiente país es El Salvador. San Salvador para ser exactos. 
Llegamos a media tarde, a diferencia de Bogotá, el clima aquí es húmedo y caluroso.  El aeropuerto sencillo y algo desordenado. La entrada y salida de pasajeros se hacer por la misma puerta de manera que sea para despegues o para aterrizajes, hay que recorrer un largo recorrido.
Entrada sin demasiado control.
En la salida nos espera un taxi para llevarnos a un hotel a las afueras de San Salvador.
De camino, se ve la diferencia con el resto de países. Es un país verde, tropical, con unas montanas maravillosas.




Tenemos un rato para dar una vuelta, las reuniones son mañana. Preguntamos que hay por visitar en el centro, como llegar, etc…. Y lo que nos dicen al preguntar esto es: “no vayan, allí a partir de las 3 de la tarde lo más pequeño que pueden encontrar es un machete”.
Un poco asustados decidimos ir a un centro comercial que se encuentra a escasos 500 metros del hotel. Para ello hay que recorrer una serie de pasarelas hasta llegar a un restaurante en el centro comercial. El mejor restaurante resulta ser una cantina, pequeña pero acogedora. Probamos diferentes platos del país. Unas tortitas rellenas de frijoles, queso o pollo que se llama pupusa, o bien una pasta de maíz envuelta en la hoja de maíz (los tamales).


Desde el restaurante vemos atardecer en la ciudad. Una ciudad que parece un hormiguero, lleno de gente moviéndose a paso lento de manera desordenada,  la ciudad parece algo caótica, pero todo el mundo parece saber a dónde va.







Por la mañana salimos hacia las reuniones acordadas. Nada más coger el taxi ya se ve otra realidad del país. Personas con sub-fusiles en muchos portales de entradas a edificios, pistolas por todos los lados, pequeñas tiendas con frutas y bebidas.  Esto último me hace recordar algunos países de Asia, sin embargo, es el primer país donde veo tantas armas.

Estoy pasando miedo. Aunque las armas que vemos supuestamente son para defenderse de los “malos”, no me hace ninguna gracia estar rodeado de tantas. Hablamos con un vigilante de un edificio con un pistolón enorme. No parece que tenga la cabeza muy amueblada, y esto me hace pensar que cualquier persona de aquí es humana y el llevar un arma encima le convierte en peligroso.

La vida en este país no parece tener demasiado valor. Nos indican que hay casi 1000 asesinatos al mes en un país de escasamente 6,5 Millones de habitantes, la misma que la área metropolitana de Madrid.
Según nos dicen, los asesinatos suceden en la zona rural, y no tanto en la ciudad, pero esto no me tranquiliza demasiado.

Después de las reuniones, volvemos rápidamente al hotel, nos cambiamos y de ahí salimos directamente en taxi al aeropuerto dirección Lima.

Perú
La llegada a Lima no ha parecido triunfal. Llegamos de noche el viernes 2. Aprovechamos para dormir algo después de una semana de locos entre viajes y visitas.
El centro de Lima, en la parte moderna, visto desde el hotel parece una ciudad fea y desordenada.


Sin embargo, cuando se va al centro se ve una ciudad estilo colonial en un estado bastante conservado. El paseo por la zona del centro de Lima, al menos una mañana de sábado es agradable. Familias, grupos de amigos paseando, tomando algo, comprando. Es una visita interesante.





Pero más allá del centro se observa la pobreza, las barracas y después de pasar unas calles nos avisan los transeúntes que vayamos con cuidado.


Decidimos cambiar de zona e ir al barrio de Barranco, cerca de la costa. Un barrio donde se encuentra el puente de los suspiros.  El Puente de los Suspiros es uno de los lugares más románticos de Lima. Un puente construido en 1876 para unir las riberas de las calles Ayacucho y La Ermita. Según la tradición local, a quien lo cruce sin respirar, se le cumplirá el deseo que pida. El puente es visitado por parejas de enamorados y ofrece una de las mejores postales de la ciudad.




Después de tomar un Pisco en el bar "Javier" (que por cierto es de los mejores Pisco Sour que he tomado en el viaje), nos vamos a comer al restaurante Cala en la zona de circuito de playas. Allí nos recompensamos con una excelente comida.


Chile
El domingo tarde llegamos a Santiago de Chile, último país de este viaje.
Nada más llegar se nota la diferencia de Chile respecto a los países visitados. Desde mi punto de vista, y solo evaluando Santiago de Chile, me parece que es el país más occidental de los visitados. La manera de vestir, de moverse la gente, de la estructura urbanística, le hace muy parecido a una país europeo (salvando ciertas distancias).




Vamos a cenar a un restaurante de lo más recomendable, “Cuero Vaca”. Típico restaurante de carne de la zona con unos excelentes productos.

No he tenido mucha posibilidad de visitar la ciudad, ya que el lunes realizamos un par de reuniones por la mañana y a media tarde ya sale nuestro vuelo de vuelta, pero la impresión es muy positiva. Parece un país muy interesante para visitar y vivir.

martes, 19 de enero de 2016

Segundo viaje a Polonia. Enero 2016

A principios de año he tenido la oportunidad de visitar de nuevo Polonia. La idea inicial era ir a los Montes Tatry, al sur del país, pero el súbito cambio de temperaturas y la prohibición del gobierno de acceder a la zona debido a las avalanchas que han generado varios fallecidos, nos han impedido escalar los Tatry.
Sin embargo, Polonia ofrece más alternativas que montañas, así que con la ayuda de una amiga local me he dedicado a visitar diferentes ciudades de Polonia.
La llegada habitual en avión desde Barcelona se produce a Varsovia o a Cracovia, sin embargo, en invierno, los vuelos a Cracovia son reducidos.
Así pues he llegado a Varsovia. El traslado entre el aeropuerto de Modlin y el centro se hace fácil mediante un bus que tarda únicamente 40 minutos y te deja delante de Palac Kultur.
El frio ya ha llegado al país, aunque con semanas de retraso, las temperaturas indicadas se sitúan entre 3 y -10 C. Las calles están llenas de nieve y el tráfico es complejo.



Sin embargo, el ambiente navideño no para, ni siquiera con las temperaturas más bajas. Familias enteras salen durante la noche para pasear por el centro. Todo el centro de Varsovia está decorado, la ciudad respira navidad, a pesar de que hace unos días que estas fechas han pasado.



Desde el primer momento empiezo una de las actividades más fabulosas de este viaje: “el turismo gastronómico”.
Visto desde España la gastronomía Polaca puede parecer burda, sin embargo, a pesar de tratarse de una gastronomía popular, está sencillamente buenísima. Con unos sabores gustosos y profundos. Los platos son sustanciosos, adecuados para los duros días de invierno en un entorno rural. Entre estos platos se encuentran diferentes sopas y caldos (como Zurek, la sopa de tomate, la sopa de col y el bigos).


Los platos incluyen diferentes pescados (halibut, carpa, anguila entre otros), acompañados con diferentes salsas o bien marinados. Son excepcionales.



Pero también se puede encontrar una refinada y contundente pastelería.





Y sobre todo no olvidemos los licores. Nunca, en ningún país de los que he visitado proponen como una de las alternativas básicas del turismo, el licor. He bebido todo tipo de licores, de todos gustos y formas. Es más, me han propuesto una lista de licores que uno no debe dejar de probar[1]

  • Zubrowka
  • Orzechówka
  • Krupnik
  • Wisniowka
  •  ZoŁadkowa gorzka
  •  Warm wine






Los locales de copas y restaurantes que nos podemos encontrar en las ciudades varian entre lo más kitch con diseño de los 70 (cuando Polonia aun pertenecía a un entorno Comunista), como la cafetería Cukiernia Delicje en Gdynia.



o restaurantes de lo más sofisticado como el Zurawina en Varsovia. Pero donde uno realmente saborea la verdadera Polonia es en los diversos restaurantes tradicionales como FishMarket en Gdansk.


Volviendo al turismo más tradicional, hay innumerables zonas a visitar. Yo solo puedo recomendar aquellas que me han parecido interesantes en esta segunda corta visita.

En Varsovia,
el Palac Kultur, enorme edificio de la época de control soviético, regalo de las autoridades soviéticas, se trata del edificio más alto de Varsovia. Con un interior decorado en estilo soviético, con estructuras enormes que le hacen parecer a uno un elemento diminuto, el edificio contiene un cine, diferentes salas de reuniones y otras actividades y museos. En la parte más alta del edificio, situado en la planta 30, hay una terraza cubierta en la que se puede ver toda Varsovia.




Otras zonas visitadas son el museo Warsaw Rising Museum (Muzeum Powstania Warszawskiego), el barrio de Praga, el casco antiguo de Varsovia (Stare Miasto) con la Barbacana, la ciudad nueva (Rynek Nowego Miasta) y las calles Krakowskie Przedmieście y Nowy Świat[2].

En Gdynia
Gdynia es una población que se encuentra muy cerca de Gdansk, y de hecho junto con Sopot conforma una sola aglomeración.
Esta pequeña población, aunque muy turística para los polacos, no lo es tanto para turistas internacionales. Se trata de una población al lado del mar Báltico, y aprovecha esta proximidad para ofrecer una maravillosa estancia a los visitantes.
A pesar de que en esta visita, las temperaturas en el Báltico han sido más altas que en el centro de Polonia, no han pasado ningún día por encima de los 0 grados y había nieve por todos sitios, incluso la playa y partes del mar se encontraban heladas.




Sin embargo el paseo por la playa del acantilado (Klif redłowski), hasta Molo w Orłowie es una maravilla, incluso con la playa helada.
En esta zona del muelle es donde se celebra el festival de cine de Gdynia (que los polacos llaman el Cannes polaco). Diversos palacios, ahora convertidos en hoteles de lujo se sitúan a lo largo de la playa.




No olvidéis comer algún plato de pescado en un pequeño bar tradicional a la salida del Mole. Nosotros paramos en uno que se llama Tawerna, y a pesar de ser pequeño, los productos son muy buenos.
El casco antiguo de Gdynia es también digno de ser visitado. Pequeño, pero muy atractivo.



Gdansk
Gdansk es una población portuaria, junto al mar Báltico, es reconocida en el mundo entero, especialmente por ser la cuna de Lech Walesa entre otros famosos. Antes de la segunda guerra mundial se trataba de una ciudad alemana (cuna de Schopenhauer), pero paso a ser Polonia tras la ocupación rusa.


El casco antiguo de Gdansk es precioso.  Pasear por sus calles y en la cercanía del canal permite descubrir una ciudad con influencias alemanas, rusas, polacas, flamencas.







Para otro momento dejare también la visita a Cracovia, ya que las actividades a realizar en la zona son bastantes y no os quiero aburrir en este post.

En definitiva, Polonia es un país de visita obligada para cualquier europeo.



[1] Que disculpen los polacos si el nombre no está bien escrito, pero alguno de los caracteres me es difícil encontrarlos en la tabla ASCII
[2]  Queda para otro post los comentarios de la zona del Gueto judío, Palacio y Parque Łazienki, el recorrido por la ruta Chopin.