jueves, 10 de octubre de 2013

Iran.Fin de semana en el Caspio

Después de duras semanas de trabajo, de intenso estrés en Teherán y sobre todo de la intensa contaminación, mi cuerpo necesita salir de esta ciudad.

Al igual que me sucede a mí, miles de personas en Teherán necesitan salir de la ciudad y de hecho lo hacen. Cada fin de semana se produce una peregrinación hacia el norte de Teherán buscando un poco de libertad, buscando un poco de tranquilad y liberar la opresión que se siente en la gran ciudad.

De este modo, con unos amigos decidimos ir a pasar el fin de semana en una villa (chalet) que los padres de un amigo tienen a unos 30 km de la población de Chalus a la orilla del mar Caspio

Decidimos salir temprano el jueves por la mañana (os recuerdo que el fin de semana aquí es jueves y viernes) para evitar el tráfico de una hora más punta como el día anterior por la tarde o el mismo jueves un poco más tarde.
Os puede parecer un poco ridículo, pero Teherán es una población de más de 16 millones de personas y cuando la gente decide salir se forman unos enormes colapsos de tránsito.

El recorrido hasta Chalus es de unos 200km, sin embargo necesitamos más de 4 horas de coche en una hora sin tráfico para llegar al destino.

Las carreteras desde Teherán hacia el norte son unas carreteras estrechas, con un pavimento terrible, extremadamente viradas debido a que cruzan parte de la cadena montañosa de los Alborz. A lo largo del camino múltiples unidades de policía se pasean  para “controlan” el tráfico con indolencia.

Nada más pasar la cadena montañosa de los Alborz ya se notan algunas diferencias, el aire esta más limpio, se deja de toser repetidamente como ocurre en Teherán, el día es más luminoso.

Pronto otros cambios no tan evidentes se observan.

Al llegar al mar Caspio se empiezan a ver variadas urbanizaciones con unas casas preciosas a escasos metros del mar.
Por fin llegamos a la urbanización donde mi amigo tiene el chalet. Mi amigo pertenece a la clase media, alta. Sin embargo me sorprendió cuando llegamos a la urbanización los chalets enormes y preciosos que había en la urbanización.

Chalets urbanización

Resulta curioso, aunque se ajusta a la idiosincrasia de Irán, que la clase media se queje de lo mal que va la economía, de lo bajo que son sus sueldos, pero la mayoría de jóvenes tienen su coche propio (aunque es cierto que viven en casa de sus padres hasta bien adultos) y la clase media se permite tener unos chalets preciosos.

Así, pues la imagen que tenemos de Irán como un país retrasado y casi del tercer mundo es errónea. Opino que incluso la propia administración Iraní intenta fomentar esta imagen para generar pena en la comunidad internacional.

Nada más llegar y ya dentro de la urbanización el ambiente es más relajado, se ve pasear familias, parejas cogidas de la mano y chicas sin pañuelo en la cabeza.
Mis amigas hacen lo mismo al traspasar la barrera de control de acceso de la urbanización.

Al llegar al chalet, lo primero que ocurre es que todos se ponen cómodos, chicos con pantalón corto, chicas sin pañuelo, camisetas de tirantes y mallas.

El ambiente es relajado, toda la presión forzada se libera. La gente habla con total libertad de temas de lo más variado. Se dispone de una reserva de alcohol que podría ser la envidia de una casa de España.  
Por la tarde actividades deportivas  y playa. En la playa se rompen un poco los tabúes que se tienen.

En una playa privada, alejada de los centros urbanos, el hombre puede ir con bañador corto ensenando las piernas y bañarse con el torso al aire delante de mujeres. Las mujeres pueden también ir sin pañuelo, ensenando los brazos (aunque no vi a ninguna mujer bañarse, ni siquiera con bañador… o sea que menos en biquini).
Ahí se liberan todos los espíritus.


Y se siente un sentimiento de liberación temporal

Entrada a la playa privada

Playa mar Caspio

 
Entorno del mar Caspio

Tras un fin de semana relajante, toca la vuelta y esta no es fácil.
Salimos a las 5 de la tarde con la idea de llegar a Teherán en torno a las 10 de la noche a Teherán , sin embargo, tras 4 horas de caravana, solo habíamos recorrido 40 km. Así que  tomamos la decisión de volver al Caspio, dormir unas horas allí y volver de madrugada.

Aunque el viaje duro 5 horas para hacer 200km, el fin de semana valió la pena.



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