Nantes
El viaje desde Barcelona a Nantes es un paseo. Excasas 2 horas en avión.
La llegada a Nantes es muy agradable. Nada más aterrizar se
encuentra fácilmente el bus que lleva al centro de la ciudad.
Me resulta curioso ver que la ciudad es bastante turística, escuchando en
el aeropuerto y en el bus diferentes idiomas, sobre todo inglés. No lo esperaba.
El bus deja en la misma estación de trenes, centro neurálgico de la
Ciudad
Mi primer objetivo es reencontrarme con la gastronomía francesa, uno de los elementos más preciado por mi de este amado pais.
Lo primero
parar en un mercado al aire libre de fin de semana, lleno de paradetas
vendiendo queso, pan, brioche, embutidos y otros alimentos de la región. Es
extremadamente agradable.
Despues de llenar las alforjas con las preciosas viandas, es el momento de tomar un desayuno a la francesa. Como siempre éste no
defrauda.
Irse de Nantes sin comer una crepe sería un delito. Así que para no sentirme un delincuente... unas buenas crepes dulces con sidra.
Una visita por el centro de la ciudad despierta todos los sentidos humanos. Nantes acoge al visitante, no solo por sus monumentos o por sus jardines, sino también por la agradable atmósfera que uno percibe.
El recorrido me traslada por las puertas del chateau des Ducs de Bretagne, Opera Graslin y diferentes iglesias.
Seguidamente, para acallar el hambre creciente, una excelente decisión gastronómica, visitar el edificio de LU. Antigua fabrica de galletas LU (Lefevre-Utile), actualmente
definido como Le Lieu Unique, jugando con las iniciales. Se trata de una
antigua fábrica acondicionada con un restaurante de gran calidad a un precio
medio (30 euros por cabeza).
En el restaurante a parte de una excelente calidad en la comida y los
vinos, tienen un servicio muy agradable.
Para bajar la comida y el vino que mejor que hacer una pequeña siesta en
los numerosos parques de la ciudad de Nantes.
Una vez descansado es el momento de seguir visitando la ciudad, esta vez
por las afueras. Por lo que no hay que dejar de ver zonas como los canales o la
ille de Versailles.
Para ello utilizamos el mejor medio de transporte que se puede utilizar en
Nantes. La bicicleta. La circulación en la población con bicicleta es segura y
facilitadora. Nantes esta lleno de carril bici, podríamos decir que toda ella
es un carril bici, y allí donde no hay carril bici o en las calles mas grandes,
el respecto por los ciclistas es una norma.
Toca visitar brevemente la ciudad por la noche. Jóvenes y no tan jóvenes se pasean por la ciudad, aprovechan el buen tiempo que se vive este fin de semana en Nantes, después del frío invierno y húmeda primavera.
Después del un recorrido a pie, toca refrescarse, así pues nos aproximamos a diferentes bares de Nantes, distinguiendo claramente las
dos zonas de salidas nocturnas, una mas popular y bohemia, y por otro lado una
mas distinguida y de clase. La curiosidad de esta separación es que se da más
por estilo que por coste económico, situándose la clara frontera en una
avenida.
Visitar la bretaña sin hacer un recorrido en bicicleta por La Loire no
cabía en mi cabeza. Así pues hacemos un recorrido dirección Angers.
Rápidamente se accede al genial carril bici que va por los laterales de
la Loire. A esas horas del domingo se ven bastantes familias con críos paseando
en bicicleta, gente corriendo, una actividad frenética para hacer deporte y
tomar el sol.
En las afueras de Nantes se dejan de ver tantos deportistas y pasamos a carril
bici donde solo van bicis.
Un paseo por al lado de La Loire es imprescindible en la Bretaña.
De vuelta, toca de nuevo descansar en un fresco parque, esta vez lo hacemos
con miles de personas mas en un encuentro de música, uno de los muchos que se
realizan en estas fechas en la ciudad.
No se puede ir uno sin visitar el vecindario de L’ile de Nantes. Se trata
de una zona en la que el ayuntamiento ha aprovechado el espacio generado por el
cierre de astilleros para abrir la ciudad a la cultura. Allí podemos encontrar "Les Machines de l’ile", una serie de artefactos mecánicos con forma de animales.
Además en la zona se encuentran diferentes locales de ocio, parques y
jardines al lado del río... ideales para una siesta.
Después de dar una vuelta por el centro con las bicicletas, visitando Cours de Cambronne, le Passage Pommeraye hay que saborear una buena sidra o buen vino al lado de la Place Royale.
Rennes
A unas dos horas en tren de Nantes se encuentra Rennes.
Esta población tiene un formidable casco antiguo. No es demasiado grande, y aunque dispone de varias estructuras de arquitectura palaciega o eclesiástica, el mayor atractivo
para pasear por Rennes se encuentra según mi punto de vista en las
construcciones más populares de la época cortesana de Francia.
El caminar por
Rennes traslada al visitante a la época de los mosqueteros en su versión mas popular,
con sus casas, hostales y bares de la época, con sus estructuras de madera y
vistoso colorido. Es una ciudad, cuyo casco viejo no tiene desperdicio.
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